Cuando estamos juntos me ensordezco ante las impacientes manecillas del reloj, mis ojos se inmovilizan porque ¿Para qué parpadear? Si estamos cruzando miradas, intercambiando emociones y uniendo almas.
No quisiera desperdiciar un sólo momento, nuestra vida avanza y en los corazones crece la semilla de un sentimiento extraño, perseguida por una promesa de sonrisas eternas, una ilusión de días con cielos azules y noches de estrellas radiantes.
Detenidos en un momento, en un lugar y mientras los ojos se siguen mirando, tus manos encuentran las mías; no existe y no importa nada más, sólo estamos tu, yo, el sentimiento unificador y un viento al que nos ponemos de frente, es como volar; juntos, cogidos de la mano y sin dejar de mirarnos.
Elegimos transitar un camino de luz, siendo testigos y a la vez protagonistas de un milagro de AMOR.
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